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Fuente: Netflix |
La serie de Netflix, dirigida por Jeni Kohan está basada en las memorias de Piper Kerman. La protagonista en la serie, Piper Chapman (Taylor Shilling), es una neoyorquina que regenta una compañía de jabones artesanales, vive desahogada y se acaba de comprometer con Larry.
Sin embargo, todos
sus planes se ven truncados cuando es condenada a 15 meses de prisión. Su vida
está partida en dos desde ese momento. Hasta aquí todo apunta a una historia
más sobre una mujer en conflicto interno y desesperada por su estancia en
prisión. Pero no es así. ¿Qué cambia respecto de estas historias ya previsibles?
1. Sus
personajes. Traficantes, asesinas, drogadictas, blancas, negras
o latinas. Todas tienen cabida en la trama. Y digo todas, porque casi
todos los personajes son mujeres. Son protagonistas
rompedoras a las que Kohan les ha encomendado una misión: acabar con
los clichés femeninos en pantalla.
La sexualidad está
presente en todo momento: heterosexuales, bisexuales y transexuales se intentan
mostrar de una forma desprejuiciada. Se introducen personajes novedosos como
Sophia (Laverne Cox), una mujer queer y
además, afroamericana [1]. Incluir
a transexuales en una serie considerada mainstream tiene una influencia
positiva en la audiencia, crean nuevos discursos que ayudan a normalizar la
imagen de estos colectivos.
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Fuente: www.lavernecox.com/ |
Orange is the New
Black configuran el género de manera muy novedosa. Todos estos personajes tan
heterogéneos hacen posibles nuevos significados. La naturalización del
colectivo LGTB en la serie amplia el concepto de género más allá de la visión binaria tradicional.[2]
2.Sus
historias. Cada personaje tiene una a sus espaldas, un pasado más o menos oscuro que les ha conducido a prisión y que se recupera a través de
flashbacks en varios capítulos. Sus historias se fusionan en su estancia en prisión y las diferencias raciales, de etnias y de código entre las reclusas salen a la luz
Especialmente
significativas son las historias Dayanara (DaschaPolanco), quien desde muy pequeña se hizo cargo de sus hermanos y
ejerció de madre (con quien tendrá que volver a convivir en la
cárcel); o la historia de Red (Kate Mulgrew) que está entre rejas por meterse líos con gente de la Mafia Rusia y que debajo de esa coraza de insensible,
cuida a cada una de las reclusas como si fueran su familia.
La serie ha sido muy aclamada por dar voz a etnias como
los afroamericanos o los latinos, sectores que no siempre han sido aceptados.
3.Ahtiheroínas. Sí, por fin
volvemos a ver a una antiheroína en pantalla y dista bastante de las que
se nos tenían acostumbrados. Se deja atrás a Madame Bobary, Anna Karenina
y Bridget Jones, que tenían papeles de antiheroína derivados de sus
problemas de mujer para dar paso a una antiheroína que nos recuerda más a
Walter White de Breaking Bad. En Piper se ve una clara evolución con el
transcurso de los capítulos. En un principio se nos muestra muy convencida
de que superará su etapa en prisión e intenta seguir los caminos
correctos. Sin embargo, acabará tomando decisiones basadas únicamente en
sus deseos y convicciones. En ocasiones, puede resultar un poco orgullosa
e incluso pedante, pero las circunstancias harán que entiendas el porqué
de su transformación.
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Fuente: Netflix |
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[1] RYAN, H., (2013). TV's Transformative Moment. Nueva York: IBT Media, Inc. The Newsweek/Daily Beast Company LLC, Julio 17.
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